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Crónica de una muerte anunciada (Parte 2)


Si aun no ha leído la primera parte, click aquí.


Llegaron al hotel ubicado en una estrecha calle del centro de la ciudad. Pablo tomó a Mateo de la cintura y lo empujo hacia adentro mientras pasaban agachados por el frente de la recepción para que la señora que estaba ahí no viera que eran tres. Corrieron hacia la escalera mientras Juan Carlos compraba hielo en la recepción, en la escalera volvieron a besarse.

Juan Carlos subió, abrió la puerta, Pablo entró inmediatamente al baño apurado, cerró la puerta del baño y en cuanto lo hizo Juan Carlos se volteó y beso impetuosa y torpemente a Mateo.

Mateo abrió exageradamente sus bellos ojos verdes sorprendido porque no esperaba ese beso. Pablo salió del baño se sentó en la cama, en donde ya estaba recostado Juan Carlos. Mateo buscó donde sentarse también y siguieron bebiendo. Los tragos iban conversaciones sobre hombres, aventuras, sexo, la vida, el amor y muchos temas más.
Al calor de los tragos Pablo se acercó y empezó a besar a Juan Carlos mientras sobaba su entrepierna. Con la otra mano atrajo a Mateo y empezaron a besarse al mismo tiempo los tres. Fue una faena de sexo extraña, con una tensión que se podía percibir en el aire, cada movimiento parecía calculado desde muchos meses atras.  Terminaron a las ocho de la mañana aproximadamente.

Estaban muy cansados, el efecto del alcohol empezaba a pasar de borrachera a resaca. Juan Carlos entró al baño y Mateo le preguntó a Pablo que de donde lo conocía.
—Lo conocí hoy en el aeropuerto —contestó Pablo como si fuera la cosa más natural del mundo.
Mateo se rio y le dijo: —En serio ¿De dónde y hace cuánto lo conoces?
—Es la verdad Mateo, lo conocí hoy en el aeropuerto.
—Marica! Que peligro nosotros sin saber quien es ese tipo ni nada —susurró Mateo alarmado.
—Deja la bobada que ya no nos pasó nada. Durmamos más bien.
—No Pablo yo tengo que llegar a mi casa en la mañana, prefiero evitar la cantaleta de mis papás.

Juan Carlos salió del baño e intentó convencer a Mateo de quedarse a dormir por lo menos hasta el medio día. Mateo le explicó sus motivos, entró al baño se vistió y tomó un taxi rumbo a su casa.
Pablo se fue quedando profundamente dormido mientras que Juan Carlos lo abrazaba por la espalda fingiendo también que dormía.

Mateo salió del hotel. Busco en su billetera y no tenía un peso. Pensaba tomar taxi pero temía que como era festivo no hubiera nadie en su casa para pagarlo, pues sus padres acostumbraban salir a almorzar a las afueras de la ciudad en días como ese. Tuvo que caminar. Doce manzanas separaban el hotel de su casa, el sol pegaba fuertísimo y empezaba a sentir los estragos de la noche anterior, le dolía la cabeza, tenía mucha sed, le dolían los ojos, los pies y allá. Aun así caminaba rápidamente soñando con acostarse en su cama y dormir plácidamente.

En el trayecto iban llegando a su mente las imágenes de la noche anterior. De repente empezó a preocuparse por Pablo.  Llegó a su casa que estaba vacía, se desnudó rápidamente y se dio una ducha de media hora con agua muy caliente como para lavar sus culpas. Buscó en la cocina algo para desayunar, su mamá le había dejado pancakes en el microondas. Desayunó rápido y se acostó a dormir.
Eran las cuatro de la tarde cuando se despertó, se le vino Pablo a la mente de inmediato. Tomó el celular y lo llamó. No contestó. Supuso que debía estar durmiendo todavía. Se ocupó de otras cosas ese día y se acostó a dormir temprano pues al otro día tenía que trabajar.

Llegó a la oficina más temprano de  lo habitual, ese día tenía comité al medio día así que almorzaría allí. El día transcurrió normalmente. Eran las cuatro de la tarde, revisaba los últimos giros que deberían hacerse para pagar la nómina de mitad de diciembre y la prima de los empleados. Valeria, su compañera entra con un café a su oficina.
—Mateito, te traje tintico —le dijo mientras dejaba la taza de café sobre el escritorio de vidrio.
El asintió con la cabeza en gesto de agradecimiento y sin mirarla siguió con la mirada fija en la pantalla de su laptop.
—Mateo ¿tu conocías al muchacho ese que mataron? —preguntó Valeria.
— ¿Cuál muchacho que mataron? —preguntó Mateo aun sin quitar la vista de la pantalla.
—El que encontraron muerto en un hotel, era como conocidito.
En eso momento Mateo dejo de teclear, levantó la vista, respiró profundamente sabiendo que todos sus temores inconscientes del día anterior se habían convertido en realidad.

Hizo un par de llamadas para comprobar que Pablo había muerto asesinado en un hotel de una callecita estrecha del centro de la ciudad, apuñaleado. Los empleados del hotel encontraron el cuerpo a eso de las ocho de la noche del domingo, cuando se disponían a limpiar la habitación de la que había salido media hora antes Juan Carlos.
Encontraron el cuerpo sin manos, cuatro puñaladas en el pecho, desnudo, boca arriba nadando en las sábanas blancas ensangrentadas. Las manos estaban colgando de unas cadenas de plata desde el techo sostenidas desde unos cáncamos que el asesino había puesto a ambos lados de la cama.  Era una escena macabra.

Mateo nunca le contó a nadie nada. A los amigos que lo habían dejado con Pablo les dijo que él no había ido al hotel. Que se había ido una hora después de que ellos se fueron. Lloraba todas las noches recordando esa noche. Se sentía culpable por no haberse llevado con él a Pablo. Fueron muchos meses teniendo pesadillas. Todo esto ocurrió entre el 7 y el 8 de diciembre de 2010.
Fue todo un año el que necesito Mateo para recuperarse del shock emocional que le provocó la tragedia. Aun así no olvidaba la fecha.
Era 6 de diciembre de 2011. Al día siguiente se cumpliría un año desde esa noche fatídica en que decidió irse de rumba con sus amigos en vez de quedarse en casa de la tía Julieta con el resto de su familia.

Ese 6 de diciembre se conectó a internet al llegar a su casa, abrió Facebook primero que todo como tenía por costumbre. Vio el color rojo de las notificaciones, una solicitud de amistad y un mensaje. Abrió primero el mensaje que decía: “Hola Mateo, espero te acuerdes de mí. Hace un años nos conocimos y mañana estaré por allá, sería bueno que nos viéramos para recordar, ahí te mande la invitación para que seamos amigos en Facebook, un abrazo, Juan Carlos”.

Comentarios

  1. No esperaba ese desenlace. Muy bueno. Seguiré pendiente.

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  2. Wow ... me quedé esperando la historia rosa de tríos y no un genial desenlace tipo thriller

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  3. ooohhhh :s no esperaba ese descenlance... pero algo malo me esperaba por el título

    @alvaroandres21

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  4. Como siempre a mí se me olvidan los títulos, aunque empecé a sospechar algo desde la mitad, una muy diferente forma de finalizar una entrada, ahora entiendo lo que me decías... ha pasado un año señor y es bueno ver que no sólo has evolucionado como persona, sino en tu manera de escribir. Estaré a la espera de más historias.

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